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domingo, 15 de septiembre de 2013

CONTROL EN LA CAMA o EL PLACER DE LA MUJER 


 Esta mañana leí un artículo el título “¿QUIEN TIENE EL CONTROL EN LA CAMA?” en una página web de noticias y curiosidades y me quedó el tema rondando en la mente (http://www.lanoticia.info/noticia/336//). Es posible, como lo indica el escritor, que en nuestra sociedad machista se piense que el hombre gusta de mantener el control fuera y dentro de la alcoba, sin embargo, es bien sabido que en la práctica disfruta mucho más cuando su pareja toma la iniciativa y lo domina con pasión creativa en la cama. 

 Es una pena que muchas damas consideren la inhibición como una virtud indicativa de que es una buena mujer y una compañera de vida. Quisiera compartir un poco de mis cavilaciones en torno a la sexualidad femenina. Hago la salvedad que pienso en esto como una parte saludable de toda adulta, y no de libertinaje, que trae consigo más problemas y sufrimiento que alegrías. Mis señalamientos van dirigidos a la mujer común, inteligente y activa, que quiere conocerse mejor a sí misma y desea tener un compañero de placeres, sin sentirse culpable por sus deseos, y que desea a ser la dueña de su propia vida. 

Señores y señoras, a un hombre NO se le enamora por la cocina, ni se le amarra con un hijo. Esta es una falacia inventada por una comadrona maligna o quién sabe quién. Un hombre, después que ya ha iniciado una relación, se mantiene interesado y divertido de diversos modos: con afecto, atenciones, buenas conversaciones, buen humor, todo en su justa medida, y por supuesto, por su debilidad, el sexo. No es cuestión de ser “chicas alfombra” como menciona el libro “Por qué los hombres aman a las cabronas”. La chica alfombra es aquella que está siempre disponible incondicionalmente, que permite que su mundo gire en torno al hombre y no tiene vida propia. Esto es negativo para la relación y cero atractivo para los hombres. 

Para muchas será impúdico, pero totalmente cierto: el talón de Aquiles varonil es el sexo, pero ojo chicas, el buen sexo. No hablo acrobacias mortales, ni técnicas demasiado exóticas, sino de la seducción con buen gusto, con afecto, diversión y madurez. Para esto se requiere amor propio y seguridad en ti misma, y disfrutarlo, pues cuando lo disfrutas, tu hombre lo disfrutará. No se puede fingir tocar el cielo, y esperar que con esta actuación la conexión entre ambos se haga más fuerte. Hay que darse el permiso y la oportunidad de sentir placer y compartirlo. 

Hay que aceptarnos tal como somos, incluyendo nuestra parte sensual que nació con nuestra propia existencia; hay que romper los tabúes, leer mucho, investigar, conversar del tema con gente de mente abierta; y sobre todo, hay que amarse a una misma primero, el amor propio nos suma atractivo e interés.

No hay maquillaje ni vestido más atractivo que la autoestima y la femineidad bien llevada...